Cuando un cilindro bomba fue lanzado por guerrilleros de las Farc a la iglesia de Bojayá, en Chocó, el 2 de mayo de 2002, en medio de un combate con los paramilitares, el Cristo que recordaba la presencia de Dios en el templo voló en pedazos. Sin piernas y sin brazos fue conservado por los sobrevivientes, entre ellos el padre Antún Ramos, como muestra de la misericordia de Dios con esa tierra, y la lucha incansable de esa comunidad por vivir en paz.